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Lasiodora parahybana y Lasiodora striatipes

Subfamilia: Theraphosinae
El género Lasiodora (C. L. Koch, 1850) es un importante género de tarántulas Theraphosidae difundido por América Central y del Sur, con más de una treintena de especies reconocidas, la gran mayoría endémicas de Brasil.

Hembra de Lasiodora parahybana

De todas las especies del género, son Lasiodora parahybana y Lasiodora striatipes muy populares entre los aficionados a esta clase de animales, principalmente por su aspecto imponente, pues en ambos casos de trata de tarántulas grandes y fuertes: efectivamente, una y otra rivalizan en cuanto a tamaño.


Lasiodora parahybana (Mello - Leitão, 1917)

Biología y veneno de Lasiodora parahybana
Esta gran tarántula, nativa de Brasil, tiene como hábitat natural la selva exuberante y lluviosa, con un alto grado de humedad (80 %). Depreda toda clase de animalitos que puede dominar, también vertebrados como reptiles y anfibios; se la ha visto cazar víboras jóvenes del género Bothrops.

Lasiodora parahybana cuenta con varios recursos para defenderse. Primeramente esta especie, lo mismo que todas las de su género, es capaz de emitir estridulaciones (sonidos mediante la fricción de una parte de su cuerpo contra otra).
Además tiene pelos urticantes alojados en el dorso del opistosoma.
Su último recurso defensivo es el veneno: la "tarántula de pelos de color salmón", como a veces se la conoce, puede morder, aunque rara vez lo hace, y si muerde puede inyectar su veneno que, sin embargo, no parece muy tóxico para el ser humano, según pruebas de laboratorio (P. Escoubas & Lachlan Rash, 2004), pero que seguro que nos causará dolor, eritema e hinchazón, todos ellos síntomas locales.
Existen diferencias cuantitativas (cantidad producida) y cualitativas (composición) en los venenos de los distintos ejemplares de Lasiodora parahybana según su edad, como también pasa en otras especies de tarántulas. El motivo de estas diferencias puede encontrarse en los cambios en el tamaño de las presas que cazan según van las tarántulas creciendo y por consiguiente aumentando su tamaño, que irán requiriendo presas también mayores y más fuertes, así como igualmente la exposición a nuevos depredadores (a medida que la tarántula crece se va haciendo más atractiva y apetecible a nuevos animales).

Lasiodora parahybana es muy popular entre los amantes de las tarántulas, tanto por su imponente aspecto (tamaño grande, color sobrio) como por su costumbre de quedarse inmóvil al lado de su guarida con más frecuencia que otras tarántulas. Aunque en el lado negativo, parece que es una experta en fugas, y tratará de escapar del terrario si lo ve posible.


Lasiodora striatipes (Ausserer, 1871)

Biología y veneno de Lasiodora striatipes
En las dos fotos de arriba, hembra adulta de Lasiodora striatipes

Tarántula grande (90-100 mm de cuerpo, y unos 20 - 25 cm de envergadura), similar a su pariente Lasiodora parahybana, también originaria de Brasil. Se caracteriza por su cuerpo negruzco, y unos pelos largos de color claro.
Según mi experiencia, no se trata de una especie agresiva, aunque sabe defenderse con rapidez cuando le conviene. Tiene pelos urticantes en el opistosoma. Desconozco la toxicidad de su veneno y los efectos de su mordedura, pero supongo que serán similares a los de Lasiodora parahybana: dolorosos pero leves y locales.

TARÁNTULAS CHILENAS

Chile es un país afortunado en cuanto a presencia de tarántulas Theraphosidae se refiere, porque sin ser particularmente rico en ellas, contiene algunas de las más apreciadas para la afición: Grammostola porteri, que es endémica del país, y Grammostola rosea.
Además de estas bonitas especies Grammostola, que son el objeto de este apartado, en Chile podemos encontrar otras más:
Aphonopelma aberrans, Avicularia affinis, Avicularia fasciculata, Avicularia rapax, Avicularia subvulpina, Catumiri argentinense, Euathlus antai, Euathlus atacama, Euathlus condorito, Euathlus manicata, Euathlus parvulus, Euathlus truculentus, Phrixotrichus jara, Phrixotrichus scrofa, Phrixotrichus vulpinus,y Thrixopelma pruriens.
Algunas, como Euathlus parvulus o Phrixotrichus vulpinus, son endémicas del país.

Aquí sólo se tratarán las dos especies más conocidas y populares de Chile: las dos del género Grammostola.

El género Grammostola (Simon, 1892)
Grammostola porteri

Las especies de este género se caracterizan por poseer setas estriduladoras en las coxas de los pedipalpos y en las del primer par de patas.
Grammostola porteri

En total el género Grammostola comprende veinte especies distribuidas por Argentina (aquí se encuentran más de la mitad de las especies, entre ellas también G. rosea), Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay.

Gramostola porteri y Grammostola rosea son especies muy similares y afines, pero diferentes, en contra de lo que a veces se ha dicho, tratándolas indistintamente. La diferencia definitiva entre una y otra está en las setas estriduladoras, pero la coloración también ayuda a distinguirlas en una primera aproximación.

Grammostola porteri fue inicialmente descrita como Lasiodora porteri y posteriormente, desde 1979, incluida en el género Grammostola.

Grammostola porteri (Mello-Leitão, 1936)
Esta tarántula de bonito aspecto es una de las especies más extendidas en el hobby y muy recomendada para los principiantes.

Grammostola porteri tiene el cuerpo marrón o grisáceo, con el prosoma rosa brillante (más aún en los machos), y pelos rojizos. En general, la tonalidad pardusca es la que predomina en su cuerpo, mientras que, según dije, Grammostola rosea es más rojiza (la otrora variedad "red" -roja- de Grammostola rosea es la auténtica Grammostola rosea, mientras la "forma clásica" de ella es en verdad Grammostola porteri).

Hembra adulta de Grammostola porteri

Grammostola porteri es la especie más común en las laderas de los cerros de la zona centro-sur de Chile, en donde construye sus madrigueras.

Hembra adulta de Grammostola porteri

El clima de esta tarántula es muy similar al del tipo mediterráneo, es decir con un invierno frío y un verano caluroso. Entre una estación y otra existe una importante amplitud térmica.
Las lluvias se concentran principalmente en el invierno, y el verano, largo, es bastante seco. Como otras Grammostola, la porteri es una especie terrestre que prefiere lugares áridos con escasa vegetación.

Grammostola porteri en el terrario.

La hembra de Grammostola porteri puede vivir unos 15-18 años (los machos, como es habitual en estos animales, mucho menos: 4-5 años); esto se debe al crecimiento lento de la especie, con un metabolismo igualmente lento que hace que entre muda y muda pueda transcurrir mucho tiempo.
Docilidad, resistencia y longevidad colocan a las Grammostola entre las Theraphosidae más demandadas por la afición, pese a no ser tarántulas particularmente vistosas (tipo Brachypelma).

Grammostola rosea (Walckenaer, 1837)
Esta especie ha sido removida de género y especie en muchas ocasiones. Primeramente descrita como Mygale rosea, fue por mucho tiempo denominada Grammostola spatulata, y considerada después misma especie que Grammostola cala (es decir términos sinónimos). Finalmente se le da el nombre válido de Grammostola rosea, que es la denominación que se emplea aquí.
Gammostola rosea es, junto con Grammostola porteri, las dos especies más comunes en el hobby.

En Chile, Grammostola rosea es muy común en las laderas y planicies de los cerros de la zona centro-sur del país. El clima es muy similar al de Grammostola porteri, con inviernos fríos y lluviosos y veranos cálidos y secos. Su hábitat, zonas bastante áridas.
Grammostola rosea es una tarántula de tamaño mediano, con hembras que de cuerpo (prosoma y opistosoma) pueden alcanzar 60-70 mm, y con las patas extendidas (envergadura) 130-140 mm.
Grammostola rosea muestra una tonalidad pardo rojiza que predomina en todo su cuerpo.

EL VENENO DE LAS TARÁNTULAS DEL GÉNERO Grammostola
Las tarántulas chilenas aquí tratadas, y otras especies del género originarias de otros países, como la brasileña Grammostola pulchra, son muy populares entre los entusiastas de este tipo de animales, y con frecuencia las mantienen cautivas en sus terrarios. Esta popularidad viene por el carácter tranquilo y dócil que, en general, muestran estas tarántulas, muy poco dispuestas a morder (aunque no hay que fiarse nunca; además, el carácter tambien puede variar de un individuo a otro). Añadido a su gran resistencia, las Grammostola resultan ideales para los aficionados, sobretodo para los principiantes más novatos.
Como todas las Theraphosidae, las diferentes Grammostola disponen de aparato venenoso, y pueden inyectar veneno con sus quelíceros cuando muerden. Sin embargo muerden muy poco, no sólo por su docilidad, sino también porque prefieren defenderse mejor empleando sus eficaces pelos urticantes del opistosoma.
El veneno de las Grammostola se tiene por escasamente tóxico, sin embargo un estudio llevado a cabo por Pierre Escoubas y otros autores, mostró datos sorprendentes para algunas de estas especies (G. actaeon, G. pulchra y G. rosea), sugiriendo un veneno más tóxico, gota por gota, de lo que tradicionalmente ha venido creyéndose, con efectos similares, en el estudio hecho, a los de otras especies, distribuidas por el Viejo Mundo, consideradas más venenosas (Ref:"Tarantulas: eigth legged pharmacists and combinatorial chemist" P. Escoubas & R. Lachlan, Toxicon 43, año 2004, 555-574).
En todo caso el carácter tranquilo de las Grammostola las hace poco peligrosas.

Parece que existen diferencias en la cantidad y composición del veneno entre machos y hembras en las tarántulas Grammostola, como también pasa en otras especies de otros géneros, entre ellas, sus cercanas parientes las Brachypelma.

EL VENENO DE LAS TARÁNTULAS DE AUSTRALIA

En Australia encontramos las siguientes especies Theraphosidae:
Coremiocnemis tropix, Selenocosmia crassipes, Selenocosmia stirlingi, Selenocosmia strenua, Selenocosmia subvulpina, Selenotholus foelschei, y Selenotyous plumipes.

De las especies numeradas se constata que la subfamilia Selenocosmiinae es la única presente en la gran isla.
El género Selenocosmia (Ausserer, 1871) es sinónimo de Selenopelma (Schmidt & Krause, 1995) y también de Phlogius (Simon, 1887).

El veneno de las tarántulas australianas
La especies de Theraphosidae en Australia no constituyen un problema médico importante, y requieren un interés menor que el de otras especies de animales, no ya sólo de serpientes venenosas, sino incluso de otros tipos de arañas, como Atrax robustus. Y es que en Australia las tarántulas de la familia Theraphosidae, todo y siendo venenosas, y aún con una mordedura muy dolorosa, no suponen un peligro grave para el ser humano, al menos en condiciones normales, si bien es cierto que en algunos casos pueden llegar a serlo para los animales domésticos.
De hecho, en un estudio de varios casos de envenenamiento por Theraphosidae (con algunas Selenocosmia implicadas) en perros y humanos ocurridos en Australia, se constató que todos los perros (siete, de diferentes razas y tamaños) murieron, mientras que los efectos en las personas fueron relativamente leves (Ref: Isbister et al, 2003). Estos resultados son justo lo opuesto a lo que ocurre con la anteriormente mencionada araña Atrax robustus, que no pertenece a la familia Theraphosidae y cuyo macho tiene un veneno cinco veces más potente que el de la hembra, siendo letal para el ser humano y los primates, particularmente sensibles a él, pero con escasos efectos en otros animales domésticos como los conejos, capaces de resistir grandes dosis del veneno (Referencia: Sutherland & Tibballs, 2001).

De todas especies australianas, son las del género Selenocosmia las más notables por varias razones. Primeramente por su número, ya que son mayoría; también por su distribución, puesto que son geográficamente las más extendidas; y finalmente por su peligrosidad, determinada tanto por la rapidez de estas criaturas como por su actitud extremadamente defensiva.
De entre estas especies, se destacan dos: Selenocosmia crassipes y Selenocosmia stirlingi.

Selenocosmia crassipes (L. Koch, 1874)
La longitud del prosoma + opistosoma es de hasta 60 mm, siendo una de las mayores Theraphosidae de Australia. Tiene el prosoma de forma ovalada, generalmente de color gris claro; el opistosoma es negro y alargado, con pelos grises; patas marrones.
Se trata de una especie con un estilo de vida en madrigueras, lo que es común a las Selenocosmia; esta madriguera puede tener una profundidad variable, dependiendo del individuo.
Estudios llevados a cabo han comprobado que el veneno de esta especie varía su composición con mucha frecuencia a lo largo de la vida del animal. Se puede afirmar que en cada etapa de su vida, el veneno tiene una determinada composición, diferente a la de otro estadio. Estos cambios en la composición del veneno van acordes al tamaño de la tarántula (el tamaño es el criterio que se coge para, a partir de él, calcular la edad aproximada del arácnido). Las variaciones en el veneno pueden explicarse por los distintos tipos de presa de la tarántula encontrados en cada fase o estadio de su vida. Pero hay más: también se sabe que el veneno de los machos sexualmente maduros tiene una composición diferente a la de las hembras, tanto como diferente es también su ecología a la de dichas hembras y machos juveniles. Lo que ocurre aquí es que el macho, en determinada fase de su vida, abandona la madriguera para deambular por el suelo en busca de compañera sexual; esta vida errática en esa etapa lo expondría a más depredadores, y más grandes, depredadores de todo tipo (mamíferos, aves, reptiles), que en cambio no encontraría si permaneciera la mayor parte del tiempo en su tranquila madriguera, bien oculto y protegido. Es posible entonces que el veneno incorpore nuevas toxinas para hacer frente a esos nuevos depredadores.

Selenocosmia crassipes es originaria de Queensland, en el norte de Australia, y es famosa en su tierra natal por estridular con gran fuerza cuando se la importuna. Se trata de una tarántula muy rápida y agresiva, y es una de las implicadas en las muertes de perros antes mencionadas.

Selenocosmia stirlingi (Hogg, 1901)
Selenocosmia stirlingi tiene el mayor rango de distribución en Australia. Está bien adaptada a sobrevivir en ambientes áridos y desérticos, con escasez de agua. Puede cavar madrigueras de gran profundidad.
Muy rápida y de actitud sumamente defensiva (tal vez sea ella la tarántula más agresiva de toda Australia), esta especie es conocida por haber matado a perros con su mordedura. Ante un enemigo o un depredador, esta tarántula puede emitir sonoros silbidos o zumbidos (la llaman "tarántula ladradora", como a Selenocosmia crassipes) y adoptar una postura amenazante a modo de advertencia que más vale tener en cuenta.

De los venenos testados en Australia, se vio que el de Selenocosmia stirlingi tenía una toxicidad similar a la de la peligrosa Hadronyche infensa (la araña tela de embudo, muy venenosa); este dato es consecuente con los severos efectos registrados en perros y gatos por su mordedura.
En Alice Springs (Australia central) una mujer de 35 años fue mordida por una tarántula de la especie Selenocosmia stirlingi en el muslo cuando dormía. La mujer desarrolló dolor local y eritema en el lugar de la mordedura, síntomas acompañados de náuseas, vómitos, dolor de cabeza retro-orbital, fotofobia y frecuencia urinaria. Cuando fue admitida en el hospital, cuatro días después de la mordedura, el área eritomatosa caliente presentaba un margen vesiculado y había cubierto casi dos tercios del muslo. No había evidencia de infección en el tracto urinario. En el hospital, con la atención médica adecuada, la paciente se recuperó completamente.

OTRAS TARÁNTULAS AUSTRALIANAS
Además de las especies mencionadas, también merecen ser citadas:

Coremiocnemis tropix (Raven, 2005)
Subfamilia Selenocosmiinae.
Es la única de su género que se encuentra en Australia (a las otras se las encuentra por Malasia, Sumatra o Borneo)
Esta tarántula de color marrón no supera los 40 mm de longitud (prosoma + opistosoma). Es una especie terrestre, encontrada en los bosques tropicales de la región de Cairns, en zonas de baja altitud.
En cuanto al veneno de este terafósido, debo decir que los machos lo producen en menor cantidad que las hembras, si bien, en compensación, muestra una más grande variedad de componentes tóxicos que el de aquéllas.
El veneno de Coremiocnemis tropix resulta particularmente tóxico para las moscas de la especie Lucilia cuprina, ampliamente distribuida por Australia y clara productora de miasis en las ovejas, lo que comporta importantes pérdidas económicas en el sector de la ganadería, siendo además un problema difícil de controlar. Ocurre que del veneno de nuestra tarántula australiana se han aislado dos toxinas activas (CT1a y CT1b), con un marcado efecto insecticida en este tipo nocivo de moscas. A partir de ahí se posibilita fabricar insecticidas que contribuyan a resolver el problema.

Selenotypus plumipes (Pocock, 1895)
Especie monotípica de la subfamilia Selenocosmiinae, distribuida en Queensland, norte de Australia.
Se trata de una tarántula relativamente grande, hasta 60 mm de longitud del cuerpo, de color pardo claro, con tono algo rojizo en el prosoma, que es de forma ovalada, y los quelíceros; las patas son también de color marrón rojizo; pelos anaranjados.
Selenotypus plumipes tiene un estilo de vida terrestre, pasando buena parte de su tiempo en una madriguera que puede tener una profundidad de 25 a 40 cm.

El veneno de Selenotypus plumipes es otro de esos ejemplos en los que en ocasiones el veneno puede ser más beneficioso para los intereses humanos que perjudicial. Ya lo hemos visto en Coremiocnemis tropix, y lo volvemos a ver ahora. Y es que por dramáticos que pueden mostrarse a veces los envenenamientos por algunas (pocas) especies de tarántulas, tanto en Australia como fuera de ella, lo cierto es que son más los beneficios que se obtienen, y se obtendrán en el futuro, de los venenos de estos animales, cuyo estudio hace tiempo que interesó a la Ciencia por el gran potencial que ofrecen a la hora de desarrollar múltiples fármacos para el ser humano.
En este sentido, uno de los venenos que más se estudia es el de la tarántula que ahora nos ocupa, altamente tóxico para los insectos, que son sus presas habituales, lo que posibilita el desarrollo de sustancias insecticidas eficaces para combatir ciertas plagas perjudiciales para la agricultura y la ganadería, pero con la ventaja de carecer de los inconvenientes de otros tipos de insecticidas químicos.
Para el hombre, en cambio, el veneno de Selenotypus plumipes no parece ser muy peligroso, con efectos únicamente locales.

SISTEMAS DEFENSIVOS

Como todos los seres vivos, las tarántulas Theraphosidae han desarrollado diferentes maneras de defenderse de sus enemigos y adversarios.

Las especies del género Poecilotheria son unas de las más defensivas.

SISTEMAS DE DEFENSA DE LAS TARÁNTULAS
Frente a una amenaza, como puede ser nuestra mano, una tarántula dispone de varios recursos defensivos, que los utiliza sabiamente, es decir, procurando salirse airosa (máximo beneficio) con el menor gasto energético posible (mínimo coste), si bien depende mucho de la especie, porque no todas disponen de los mismos recursos. En todo caso, la mordedura con inyección de veneno (viable en todas las especies) es siempre, sin excepción, el último de todos los recursos.

RECURSO PRIMERO: LA HUIDA
Cualquier animal prefiere huir antes que luchar, porque luchar implica arriesgarse, y es una estupidez correr riesgos innecesarios. La huida es más segura, pero a veces no es posible. Si el animal, en este caso la tarántula, no puede escapar, entonces recurrirá a otros medios.

RECURSO SEGUNDO: POSTURA INTIMIDATORIA
Postura intimidatoria de Theraphosa blondi, y seguidamente detalle de los colmillos


La típica postura defensiva de una tarántula es alzar su par de patas delanteras y los pedipalpos, y mostrar los quelíceros.
Según la especie, la tarántula puede añadir elementos dirigidos a incrementar el efecto disuasorio de la postura defensiva. Estos elementos puede ser de tipo visual (exhibir alguna coloración llamativa, a modo de advertencia, llamada "coloración aposemática") o de tipo acústico (estridulación, un sonido que emiten las tarántulas frotando distintas partes de su cuerpo).
Un ejemplo de coloración aposemática lo ofrecen las especies del género Poecilotheria: ellas tienen franjas negras y amarillas en la parte ventral de sus patas delanteras, y la araña las muestra cuando se ve amenazada.

Poecilotheria ornata muestra los colores brillantes de sus patas delanteras.

Coloración aposemática de una Poecilotheria; cada especie del género tiene un diseño diferente, aunque parecido, de esta coloración que permite su identificación.

Los colores amarillo y negro están fuertamente contrastados y los emplean muchas especies de animales venenosos sin ningún parentesco entre sí: la avispa, la salamandra común europea, ranitas del género Dendrobates (D. leucomelas), y algunas serpientes como Bungarus fasciatus. Las arañas Poecilotheria también.

La estridulación también va en la línea de intimidar al enemigo; Pelinobius muticus es un buen ejemplo de ello, pero hay muchos más.
La estridulación puede definirse como un ruido generado por la frotación de dos partes del cuerpo. La estridulación juega un papel importante no sólo en la defensa del animal, sino también en términos de comunicación y reproducción. Las especies Theraphosidae se encuentran entre las arañas más activas en el empleo de la estridulación como sistema defensivo, con diversidad de volumen y de sonidos. El ruido generado por la estridulación es audible por el oído humano.

RECURSO TERCERO: PELOS URTICANTES
Este excelente sistema defensivo es exclusivo de las tarántulas de América, y tampoco de todas (por ejemplo las Tapinauchenius sp. no), pero sí de la gran mayoría.
Los pelos urticantes están todos concentrados en la parte dorsal del opistosoma o abdomen, y tienen una naturaleza diferente a la de los otros pelos. Para empezar son microscópicos, miden entre 0,06 y 1,5 milímetros, y además están siempre barbados. Los hay de varios tipos, pero todos tienen el mismo fin: causar cierta urticaria en el adversario.
Lasiodora striatipes no duda en emplear los pelos urticantes de su opistosoma cuando se cree en peligro

Los pelos urticantes son tan efectivos que algunas tarántulas los emplean, no como tercer recurso, sino como el segundo, y casi el primero, hacen cierto abuso de él, así es el caso de la tarántula brasileña Nhandu chromatus.
Para el ser humano, los efectos suelen ser muy leves, pero hay que ir también con cierto cuidado con ellos, sobretodo si se sabe que uno tiene cierta hipersensibilidad o padece alergias. Además hay especies que tienen pelos urticantes particularmente dañinos, como es el caso de Theraphosa blondi.
En los casos más graves los pelos urticantes podrían generar ciertas dificultades respiratorias, pero es raro que llegue a pasar. Lo mejor en todo caso es no molestar a las tarántulas.
La tarántula puede lanzar los pelos urticantes de su opistosoma como minúsculos proyectiles, frotando con mucha rapidez sus dos patas traseras contra la superficie dorsal del abdomen, donde los pelos están alojados (que los del tipo más pequeño pueden llegar a una densidad de 10.000 por milímetro cuadrado).

Las tarántulas de Asia, África y Oceanía carecen de pelos urticantes, así que en caso de amenaza son más proclives a morder (siguiente recurso defensivo), por eso se dice que en general son ellas más peligrosas.

ÚLTIMO RECURSO: CLAVADO DE COLMILLOS
La última alternativa de la tarántula es morder, porque hacerlo le supone el contacto físico con el enemigo y esto, ya lo dije antes, implica riesgo. Tras morder, lo más probable es que el animalito salga corriendo sin esperar represalias.
Los negros colmillos de una araña babuino dorada, Pterinochilus murinus

Teniendo en cuenta que técnicamente toda tarántula es venenosa, morder puede significar inyectar veneno, si bien felizmente muchas mordeduras son "secas", o sea sin inoculación de veneno, por eso muchas personas que han sido mordidas por tarántulas, incluso catalogadas de "peligrosas", no han sufrido síntomas de envenenamiento, si bien el dolor de la mordedura misma, por el solo efecto mecánico de los colmillos que se clavan en la piel, ya resulta traumático.
No se sabe con certeza porqué se dan a veces mordeduras "secas" (que, por lo demás, tampoco son exclusivas de las tarántulas, pues otros animales como escorpiones y serpientes también las llevan a cabo). Pueden deberse, al menos un porcentaje de ellas, a fallos en el mecanismo de inoculación, pero es muy posible que algunas de estas mordeduras sin inyección de veneno sean realizadas a voluntad por el animal con el fin de evitar (mal)gastar veneno.

EL CARÁCTER DE LAS TARÁNTULAS
A la hora de defenderse, cada especie de tarántula es un mundo. Las hay tranquilas, dóciles, de movimientos poco rápidos, como las tarántulas chilenas (género Grammostola), mientras otras son nerviosas pero igualmente inofensivas (Avicularia sp.), o bien muy defensivas ya desde el primer momento. En general, las especies arborícolas (Poecilotheria, Heteroscodra, Stromatopelma, algunas Lampropelma) son más rápidas en sus movimientos, y más proclives a la adopción de actitudes defensivas a la mínima señal de alarma.

En este sentido pueden clasificarse los géneros según el carácter de sus representantes, exactamente así (géneros más conocidos):

AGRESIVAS Y MUY RÁPIDAS
Ceratogyrus, Chilobrachys, Ephebopus, Haplopelma, Harpactira, Harpactirella, Heteroscodra, Hysterocrates, Idiothele, Ornicthoctonus, Phormictopus, Poecilotheria, Pterinochilus, Selenocosmia, Stromatopelma.

AGRESIVAS Y MEDIANAMENTE RÁPIDAS
Monocentropus, Nhandu, Pamphobeteus, Pelinobius, Sericopelma, Theraphosa, y Vitalius.

NERVIOSAS Y RÁPIDAS
Avicularia, Heterothele, Holothele, Psalmopoeus, Tapinauchenius, Xenesthis.

NERVIOSAS Y MEDIANAMENTE RÁPIDAS
Acanthoscurria, Ami, Aphonopelma, Chromatopelma, Lasiodora, Megaphobema, Plesiopelma, Thrixopelma.

DÓCILES Y MODERADAMENTE RÁPIDAS
Brachypelma, Cyclosternum, Cyriocosmus, Grammostola, Mapalopus, Metriopelma.

DÓCILES Y LENTAS
Bumba.

EL VENENO DE LAS TARÁNTULAS

Ejemplar macho de Acanthoscurria geniculata.

EL VENENO DE LAS TARANTULAS THERAPHOSIDAE
El veneno de estas fascinantes criaturas es una mezcla compleja de diferentes componentes que incluyen principalmente péptidos y proteínas dirigidos a una variedad de canales receptores, tanto en insectos como en vertebrados, además de otros componentes como neurotransmisores (glutamato, GABA), aminoácidos libres (una gran variedad de ellos ha sido detectada en el veneno de muchas arañas) y sales.
Las toxinas actúan sobre el sistema nervioso (son neurotoxinas) cuyo fin es paralizar a las presas (otros artrópodos y también pequeños vertebrados) antes que matarlos.
La heterogeneidad en la composición de los venenos de las especies Theraphosidae atrae a la comunidad científica que investiga los venenos de algunas especies con el objetivo de desarrollar nuevos fármacos y agentes terapéuticos.

ESTUDIO DEL VENENO DE TRES ESPECIES DE THERAPHOSIDAE
Uno de los estudios llevados a cabo se realizó con estas tres especies de Theraphosidae:
Brachypelma epicureanum, Ceratogyrus darlingi y Poecilotheria regalis.

Como se ve, son especies muy diferentes entre sí.
La primera de ellas, Brachypelma epicureanum, es una tarántula americana de carácter dócil, Ceratogyrus darlingi es nativa de África del sur y es muy agresiva, y Poecilotheria regalis es una especie asiática de hábitos arborícolas. Son especies que viven en hábitats muy diferentes, con estilos de vida distintos y geográficamente muy alejadas unas de otras.
En el estudio se midió la toxicidad del veneno en insectos (grillos), determinando que el valor más bajo correspondió a Poecilotheria regalis; se mostró que Ceratogyrus darlingi fue la especie que tenía el veneno de menor toxicidad (119-29,5 microgramos/ gramo), y además la que inoculaba menos cantidad de veneno, si bien más concentrado que las otras dos (en el polo opuesto, Brachypelma epicureanum liberaba más veneno pero menos concentrado). Se llegó a la conclusión que aunque la cantidad de veneno inyectada fue diferente, la cantidad de proteína concentrada fue sin embargo más o menos similar (+ concentración si - veneno líquido, y - concentración si + veneno líquido). El estudio de esas tres Theraphosidae mostró que estas arañas producen venenos de diversas actividades.

Cyriopagopus hainanum y Cyriopagopus schmidti
El veneno de Cyriopagopus hainanum, nativa de la isla de Hainan (China), contiene varias neurotoxinas llamadas hainantoxinas (= HNTX), exactamente cinco: HNTX I, HNTX II, HNTX III, HNTX IV, y HNTX V.
La primera de ellas, HNTX I, es la más abundante en el veneno, y no tiene efectos significativos en ratones ni en cucarachas. HNTX III y HNTX IV pueden paralizar cucarachas, y HNTX V puede paralizar ratas. La LD 50 en inyección intraperitonal en ratones de HNTX IV es 0,2 mg/ kg.
En un estudio que se hizo, se comparó el veneno de dos tarántulas de morfología similar, mismo estilo de vida (madrigueras) y que matan insectos y pequeños vertebrados para comer: Cyriopagopus hainanum (de la que interesó su neurotoxina HNTX II) y Cyriopagopus schmidti (también llamada Selenocosmia huwena; sus toxinas son las huwentoxinas: HWTX, y en el estudio se analiza HWTX II).
Ambas toxinas (HNTX II y HWTX II) afectan tanto a mamíferos como a insectos, si bien HNTX II muestra más alta actividad insecticida y menos actividad letal en mamíferos que HWTX II. El estudio se hizo con ratones (Mus musculus) y cucarachas de la especie Periplaneta americana. En inyección intracerebroventricular en ratones, la LD 50 de HNTX II es de 1,41 microgramos/ gramo, mientras la LD 50 de HWTX II es de 0,28 microgramos/ gramo de ratón. Entonces, HWTX II es más potente en mamíferos que HNTX II.
La conclusión es que ambas toxinas (HNTX II y HWTX II) matan ratones, pero HNTX II muestra una mayor actividad insecticida (muy letal para los insectos, en el estudio cucarachas) que HWTX II, pero menor letalidad en ratones (mamíferos) que HWTX II.
El poder insecticida de algunas toxinas de Theraphosidae, como la vista HNTX II, y otras como las presentes en el veneno de la especie Selenotypus plumipes (una tarántula de pelos muy largos originaria del norte de Australia), es objeto de varios estudios que tienen por finalidad la elaboración de nuevos instrumentos eficaces en la lucha contra las diversas plagas en agricultura, como las causadas por el escarabajo de la patata o dorífera (Leptinotarsa decemlineata), más todavía en aquellas toxinas de tarántulas que muestran una actividad exclusiva en canales de insectos, lo que posibilita una alternativa en el control biológico de estos animales.

Pero el aprovechamiento de los venenos de Theraphosidae por el hombre aún puede ir más allá: muchos componentes de ellos van dirigidos a causar dolor, así es el caso de la serotonina o la histamina, sin embargo, en contraste con toxinas de Theraphosidae inductoras de dolor, existen otras que, al revés, tienen propiedades analgésicas, por ejemplo varias huwentoxinas (HWTX I y HWTX V) encontradas en el veneno de la ya mencionada Cyriopagopus schmitdi, que alivian eficazmente el dolor por proceso inflamatorio, lo que resulta interesante para la industria farmacéutica en su búsqueda de nuevos fármacos y terapias indicados para el tratamiento del dolor.

ESTUDIO COMPARATIVO DE LETALIDAD EN RATONES
Tal vez el estudio más interesante llevado a cabo es el que se publicó en Toxico 43 titulado "Tarantulas: eigth legged pharmacists and combinatorial chemist", de Escoubas, Pierre & Lachlan Rash (2004).
Este estudio se hizo con tarántulas pertenecientes a 55 especies procedentes de África, Asia, Norteamérica, América Central y América del Sur. A todas ellas se les extrae veneno de sus glándulas, y se inyecta vía ICV (intracerebroventricular) exactamente 0,1 microlitro de veneno en ratones (20 gr.) y se cuentan los minutos que tardan los ratones en morir.
Los resultados revelan importantes diferencias en actividad del veneno. Los más activos causaron importantes síntomas neurotóxicos (parálisis rígida o flácida, exceso de salivación, erección de la cola, lacrimación, síntomas ellos que se presentaron a menudo en combinación) seguidos de muerte en 3 a 5 minutos, mientras otros venenos causaron síntomas sólo ligeramente tóxicos y muerte que podría ocurrir solamente pasada una hora o incluso más. La observación de estos variados síntomas mostraron que los receptores del sistema nervioso central son los objetivos inmediatos de los venenos.

Seguidamente el nombre de la especie, y la cifra de la derecha indica los minutos que tardó el ratón en morir:
Citharischius crawshayi 3
Stromatopelma calceata griseipes 3
Poecilotheria regalis 4
Paraphysa scrofa 4
Grammostola rosea 5
Grammostola actaeon 5
Heteroscodra maculata 5
Theraphosa blondi 5
Pterinochilus murinus 6
Avicularia urticans 8
Grammostola pulchra 8
Selenocosmia lyra 8
Ceratogyrus meridionalis 10
Cyriopagopus lividum 10
Pterinochilus meridionalis 10
Hysterocrates gigas 15
Poecilotheria fasciata 18
Ceratogyrus marshalli 20
Pamphobeteus antinous 25
Ceratogyrus brachycephalus 40
Brachypelma boehmei 50


Para otras especies el tiempo fue de al menos 60 minutos: Aphonopelma anax, Aphonopelma calchodes, Aphonopelma seemani, Avicularia avicularia, Brachypelma albopilosum, Brachypelma emilia, Brachypelma smithi, Brachypelma vagans, Lasiodora parahybana, Tapinauchenius gigas.

Comentarios:
La vía de inoculación del veneno es un factor muy importante. La más letal es precisamente la que se empleó en el estudio (la intracerebroventricular), más que las otras habituales (intravenosa, intraperitonal y subcutánea).
Se observa toxicidad más alta es especies arborícolas (Stromatopelma, Heteroscodra, Poecilotheria), tal vez explicada por la necesidad de la araña de paralizar con la mayor rapidez posible a la presa, muchas veces grande y combativa, en un entorno aéreo, sin poder utilizar otros medios de inmovilización como redes de seda. En este sentido, la rapidez de la acción del veneno paralizante sería una adaptación ventajosa para las especies arborícolas.
El estudio reportó conclusiones similares a otros llevados a cabo anteriormente para lo que se refiere a las tarántulas del Viejo Mundo, pero en cambio los resultados sí fueron sorprendentes en relación a algunas especies americanas.

ENVENENAMIENTO POR THERAPHOSIDAE

Con su aspecto tan impresionante, las tarántulas de la familia de las Theraphosidae, conocidas también como migalas, inspiran miedo a muchas personas, mientras que otras se sienten atraídas por ellas. Pero peligrosas o no, estas fascinantes criaturas siempre despiertan el interés de quienes las conocemos de verdad.



PELIGROSIDAD DE LAS TARÁNTULAS
Muchas especies de la familia Theraphosidae se han popularizado como animales de compañía (mascotas) en muchos países. Dado que técnicamente todas las arañas (y por supuesto las tarántulas Theraphosidae) son venenosas, surge la cuestión entonces si la tenencia de estas criaturas puede comportar un peligro real para su cuidador, y hasta qué punto existe ese peligro.
En todo caso, no todas las tarántulas comportan el mismo nivel de peligro. Está claro que una Brachypelma smithi, especie tranquila y dócil, de movimientos más bien lentos y con un veneno débil, es mucho menos peligrosa que una rapidísima, agresiva y altamente tóxica Poecilotheria regalis, la tarántula ornamental de la India. Y es que, como en otros tantos tipos de animales (escorpiones, escolopendras, e incluso serpientes venenosas), hay que hacer distinciones.

Aunque algunas tarántulas, todas americanas, poseen pelos urticantes, que incluso algunas pueden llegar a lanzar a voluntad contra su agresor, éstos no los tengo en cuenta a la hora de determinar la peligrosidad de una especie, dado los efectos leves que producen, salvo casos excepcionales de alergia o hipersensilbilidad a su acción.
Es la toxicidad del veneno y sus efectos en humanos lo que aquí interesa, complementado con el carácter del animal (dócil/ agresiva, huidiza/ defensiva, etc) lo que lleva a una especie concreta a que se catalogue de peligrosa o no, pero dejando claro que incluso las consideradas más peligrosas, como las Cyriopagopus sp. (antes Haplopelma), o algunas arañas babuino (particularmente de los géneros Harpactirella y Pterinochilus), no resultan mortales para los humanos, y es que a fecha de hoy (escribo esto en julio de 2016), que se sepa, ninguna tarántula Theraphosidae ha sido mortal para el hombre, aunque bien pueden serlo para otros animales, como los perros (un estudio llevado a cabo en Australia mostró la alta toxicidad del veneno de algunas tarántula en perros), aunque también es cierto que modernos estudios han revelado que alguna que otra especie de estas tarántulas podría ser más peligrosa para los seres humanos de lo que inicialmente se había creído.

No existe mucha literatura científica sobre envenenamiento en humanos por Theraphosidae, aunque se conocen algunos casos de personas que han resultado mordidas por tarántulas de esa familia, a veces con resultados graves.
Los géneros más peligrosos son:
Poecilotheria (India, Sri Lanka)
Stromatopelma (Oeste africano)
Heteroscodra (H. maculata presente en Togo y Ghana)
Cyriopagopus (Tailandia, Birmania)
Pterinochilus (Kenia, Tanzania)
Selenocosmia (Asia y Australia)
También los géneros Lampropelma (Asia) y Pelinobius (África) contienen algunas especies particularmente peligrosas, como la "tarántula babuino rey" (Pelinobius muticus = Citharischius crawshayi), un gigante (90-110 mm de longitud del cuerpo) agresivo y fuerte y con un potente veneno que puede ocasionar dolorosos síntomas durante unos cuantos días.
Obsérvese que todos los géneros mencionados corresponden a tarántulas del Viejo Mundo, ninguno hay de América, el motivo es porque las Theraphosidae americanas rara vez se defienden mordiendo, y aún cuando lleguen a hacerlo, el veneno no suele ser demasiado tóxico, debido a que ellas cuentan con otro eficaz medio de defensa frente a sus enemigos naturales: los pelos urticantes, de los que carecen en cambio las tarántulas africanas, asiáticas y australianas.
Muchos de los géneros más peligrosos (Poecilotheria, Stromatopelma, Heteroscodra) contienen especies arborícolas, de movimientos muy rápidos.
También existen géneros Theraphosidae de América reconocidos con un cierto peligro, algunas por estar armadas de largos colmillos en los quelíceros, agresivas y/o de movimientos muy rápidos, tales como Theraphosa, Lasiodora y Pamphobeteus, y el género Sericopelma por su veneno. Cítense también especies del género Acanthoscurria, como A. gomesiana, que en Brasil causa accidentes con sintomatología básicamente local (dolor moderado a severo e hinchazón del miembro afectado).

Poecilotheria ornata, una tarántula reputada peligrosa por su veneno, agresividad y rapidez.

Síntomas comunes en mordeduras graves de Theraphosidae incluyen dolor local severo, dificultad para mover el miembro mordido, arritmia cardíaca, espasmos musculares, y dolor todavía existente varias semanas después. La presencia de síntomas sistémicos, y no sólo locales, siempre indican que el envenenamiento es grave y merece especial atención.

ESPASMOS MUSCULARES POR MORDEDURA DE THERAPHOSIDAE
Varios casos de envenenamiento en humanos por tarántulas Theraphosidae han tenido como síntoma dominante espasmos musculares, a veces generalizados, severos y persistentes.
En el año 2007 un hombre de 33 años de buena salud, que en su casa de Reino Unido tenía tarántulas como mascotas, sufrió una mordedura, en el dedo índice de su mano izquierda, de Lampropelma nigerrimum (una especie localizada en las islas de Sangihe, en Indonesia), Ornithoctoninae. Él ya fue mordido cuando tenía sólo 12 años por una Brachypelma smithi cuyo envenenamiento lo asemejó a una simple picada de abeja.
Síntoma más destacado: espasmos musculares severos y generalizados, tan intensos que hicieron imposible el suministro por vía intramuscular de la vacuna antitetánica. Los espasmos aumentaron gradualmente: pies, piernas, abdomen, pecho, boca y mandíbula. Estos espasmos eran frecuentes, casi constantes, y cada espasmo le duraba de medio minuto a tres o cinco minutos. En total los espasmos le duraron siete días (fueron en aumento hasta el cuarto día después de la mordedura, y a partir de ahí fueron declinando). No hubo fiebre.
Unos años antes, en 1988, también en el Reino Unido, otro aficionado a las Theraphosidae (un hombre sano de 35 años) fue envenenado por tarántula, en esta ocasión Pteronichilus murinus (tarántula babuino dorada); la tarántula le mordió en el dedo de una mano. Los primeros síntomas fueron dolor, edema y eritema. 22 horas después de la mordedura, el paciente desarrolló repentinos espasmos musculares en piernas abdomen y pecho.
Espasmos musculares severos también se han descrito después de mordedura de Poecilotheria regalis ("tarántula india ornamental"), como el caso de un hombre de mediana edad que en el año 2000 fue mordido por tal araña y padeció espasmos musculares locales (en la mano afectada) y persistentes.
En Marsella, a un ciudador de tarántulas le mordió una especie del género Poecilotheria y desarrolló fiebre, escalofríos, mialgia, espasmos musculares y dolor, aunque se recuperó en dos días.
En estudios realizados sobre envenenamientos en humanos por especies Poecilotheria se determinó que en el 58 % de los casos hubo espasmos musculares generalizados, que aparecieron unas 10 horas después de la mordedura, y que persistieron entre 1 y 14 días.
También se citan como síntoma dominante espasmos musculares seguidos de mordedura de tarántulas del Viejo Mundo, incluyendo géneros Eumenophosus, Selenocosmia y Stromatopelma.

Conclusión: a las grandes tarántulas Theraphosidae, no obstante su impresionante aspecto y tamaño, se las tiene por criaturas inofensivas o poco peligrosas. Envenenamientos graves en humanos por algunas especies (todas del Viejo Mundo) sugieren que esta creencia es equivocada y que a las Theraphosidae deberíamos mirarlas con más respeto. A fin de cuentas, el poder de su veneno también forma parte del misterio que las envuelve.

EL DOLOR COMO SÍNTOMA MÁS INMEDIATO
Una constancia en todas las víctimas de mordedura de Theraphosidae es el dolor que padecen, a menudo con severidad.
El dolor es el primer síntoma que aparece. Es un dolor casi instantáneo que llega a su punto máximo en muy pocos minutos, y puede durar varias horas, incluso más de un día si no se le pone ningún remedio. En algunos casos, particularmente en mordeduras de especies peligrosas, el dolor puede llegar a ser ardiente y palpitante.
Este dolor agudo que se experimenta puede ser atribuido, al menos en parte, a las toxinas presentes en el veneno (así, "vanillotoxinas" que han sido aisladas de venenos de las especies Psalmopoeus cambridgei y Haplopelma huwenum), pero probablemente otros factores también pueden intervenir en su etiología, como la misma lesión mecánica de los largos colmillos de las tarántulas, que no en pocas veces superan el centímetro de longitud.

EN BUSCA DE LA TARÁNTULA MÁS VENENOSA
Es difícil decir cuál es la Theraphosidae que, gota por gota, posee el veneno más tóxico, porque no existe mucha información al respecto. Por los efectos del envenenamiento observados en personas, algunas especies del género Poecilotheria deben de ocupar los primerísimos puestos.
Se menciona una especie en Sudáfrica de araña babuino, la Harpactirella lightfooti, que parece estar dotada de un potente veneno que en el ser humano causaría efectos sistémicos, pero este dato no parece estar confirmado.
El género Cyriopagopus, en Asia, también comprende algunas especies de las más venenosas. La especie Cyriopagopus hainanum (sinónimo de Haplopelma hainanum) es una de ellas: en estudios realizados, se ha determinado que su veneno contiene péptidos neurotóxicos llamados hainantoxinas, y que ese veneno causa la muerte de roedores en dosis bajas, lo que sugiere alta toxicidad del veneno, sin embargo sus efectos en el ser humano no están bien documentados. Esta tarántula se la encuentra en libertad en la isla de Hainam, en el sur de China. Una cercana pariente suya, la Haplopelma huwenum, tiene un veneno que ha sido bien estudiado por algunos investigadores que observaron que la mordedura de las hembras podía matar a un ratón en menos de 2 minutos, no conociéndose en cambio ningún caso mortal en seres humanos, al menos hasta la fecha (escribo esto en enero de 2017).
En Australia la especie Selenocosmia crassipes tiene un potente veneno, lo que puede explicar sus devastadores efectos sobre perros; precisamente más abajo detallo un estudio que se llevó a cabo en Australia sobre envenenamientos en perros por arañas Theraphosidae.

Conclusión:
Falta información. Se sabe que son varios los géneros de Theraphosidae que incluyen especies venenosas para las personas, todos ellos africanos, asiáticos o australianos, no en cambio del Nuevo Mundo, y si bien es cierto que los efectos de sus venenos pueden llegar a ser graves en las personas mordidas, no se conoce en la actualidad una sola especie de Theraphosidae, de las 900 que más o menos hay en todo el mundo, que pueda considerarse "mortal" para los seres humanos.

PRODUCCIÓN DE VENENO
Existe un estudio hecho con 27 especies de Theraphosidae en el que se mide la cantidad de veneno crudo ( o sea no liofilizado), medido en microlitros, obtenido de hembras por el método de la estimulación eléctrica.
Las especies de las que más veneno se obtuvo fueron las del género Poecilotheria, en particular Poecilotheria regalis con 57,9 microlitros; la toxicidad del veneno de estas arañas unido a la gran cantidad del mismo inoculado podría explicar la severidad de sus envenenamientos.
Selenocosmia effera, de Oceanía, obtuvo un valor de 51,0 microlitros. Otros datos: Phormictopus cancerides 41,5 Selenocosmia dichromata 35,3 Nhandu chromatus 28,8 Haplopelma lividun 26,5 Grammostola rosea 25,0 Stromatopelma calceata 24,1.
De la que menos veneno se obtuvo fue de la especie Cyclosternum fasciatum: sólo 8,5.

APARTE DEL VENENO
La mordedura de una Theraphosidae, incluso de las más benignas como Brachypelma smithi o Grammostola porteri, siempre puede comportar un cierto peligro. No es sólo el veneno. El efecto mecánico de los grandes colmillos pueden provocar heridas desagradables e infecciones. Tras una mordedura es necesario lavar la herida producida con algún antiséptico.
Las tarántulas babuino de la subfamilia Harpactirinae (Sudáfrica) tienen colmillos lo suficientemente largos (más de 6 mm) y fuertes como para penetrar en la piel humana. Los colmillos de muchas tarántulas pueden ser por lo menos tan largos como los de una serpiente venenosa.
Otro problema añadido puede ser la hipersensibilidad de la persona al veneno del arácnido, que aunque pueda ser escasamente tóxico, por este fenómeno de la sensibilidad alérgica o anafilaxia, se pueden presentar los síntomas mucho más graves, igualmente como ocurre en las picaduras de abeja o avispa, en las que personas alérgicas a las proteínas del veneno de estos insectos han llegado a morir por una sola picada.
Si la persona no sabe si es alérgica al veneno de la tarántula que pueda tener en el terrario de su casa, mejor absténgase de manipularla y así eliminar riesgos.

ENVENENAMIENTO EN PERROS
En Australia un estudio que se llevó a cabo analizó siete casos de perros mordidos y envenenados por tarántulas Theraphosidae ocurridos entre enero de 1978 y abril de 2002. Los perros eran de razas y tamaños diferentes, los había pequeños y otros mayores (el más grande pesaba 50 kg y tenía 4 años de edad, otro pesaba 40 kg y también tenía 4 años de edad).
Las tarántulas Theraphosidae responsables de los envenenamientos pertenecían a los géneros Selenocosmia y Phlogiellus.
Todos los perros murieron a consecuencia del envenenamiento, en intervalos de tiempo variables: de treinta minutos (perros pequeños) a poco menos de cinco horas (perro de peso 50kg), el perro que pesaba 40 kg murió dos horas después de la mordedura.
Ref: "Bites by spiders of the family of Theraphosidae in humans and canines", Geoffrey K. Isbister, J.E. Seymour, M. R. Gray, Robert J. Raven, septiembre 2002.

Conclusión: el estudio probó que el veneno de Theraphosidae es más tóxico en perros (y otros animales como gatos y pájaros) que en humanos (y es que el estudió también analizó nueve casos de envenenamientos en personas por Theraphosidae de los mismos dos géneros, también sucedidos en el tramo enero 1978 a abril 2002, con efectos escasamente graves, aunque el dolor local fue severo en al menos 4 casos y en uno de ellos se presentaron síntomas sistémicos: un malestar general que duró seis horas).

EPIDEMOLOGÍA
No existe mucha información sobre este tema, pero pueden señalarse algunas notas interesantes:
Primeramente que los accidentes ocurren muchas veces durante el manejo de estos animales, sean especímenes silvestres encontrados, o ejemplares que se tienen en cautividad.
En segundo lugar que parece que los machos, más nerviosos y proclives a morder que las hembras, causan más accidentes, así que cuidado con ellos.
Y tercero, que, en cautividad, las especies más terribles (Citharischius, Haplopelma, Heteroscodra, Poecilotheria, Pterinochilus, Stromatopelma) curiosamente causan pocos accidentes, porque al ser tarántulas agresivas y adoptar rápidamente posiciones defensivas, nadie se arriesga con ellas, reduciendo la probabilidad de accidente (mordedura), no así en cambio con las especies "dóciles" (Brachypelma albopilosum, Grammostola rosea), de las que nunca hay que fiarse.

CONCLUSIÓN FINAL
Todas las tarántulas Theraphosidae disponen de aparato venenoso y pueden inocular veneno, sin embargo pocas pueden considerarse peligrosas para el ser humano, incluso entre éstas no hay ninguna que realmente pueda considerarse capacitada para matar a una persona, al menos en condiciones naturales.
Sin embargo en este Blog he hecho especial hincapié en los casos más graves causados por algunas especies, porque son ellos los que justifican la investigación, pero dejando aquí claro que no son extensibles a todas las especies de tarántulas, sino antes al contrario: a una minoría de ellas, concretamente a las especies citadas.
El cine y la televisión a veces han dado una imagen de estos animales como seres horrorosos totalmente inmerecida y carente de verdad.
A las tarántulas debemos mirarlas como lo que realmente son: unas criaturas maravillosas que emplean su veneno sólo para cazar sus presas y poder alimentarse, y como sistema defensivo únicamente en última instancia, y que a excepción de unas pocas especies, la gran mayoría no constituyen un peligro real (en cuanto grave) para el ser humano.
Por algo será que muchas personas de distintos países, de ambos sexos y de todas las edades, han elegido tener, antes que cualquier otro animal, a una tarántula como su más preciada mascota.

DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA

Existen unas 900 especies conocidas de tarántulas Theraphosidae, y hay quien afirma que restan otras tantas especies todavía por describir.
Se las encuentra por los regiones tropicales y subtropicales de todo el mundo, aquí y allá, tanto en desiertos como en exuberantes selvas, algunas especies solamente restringidas a alguna isla (Psalmopoeus cambridgei en Trinidad, Phormictopus cubensis en Cuba, Lampropelma nigerrinum en las islas Sangihe, etc) o a una pequeña área continental (a diferencia de otros grupos de artrópodos, las especies Theraphosidae no destacan por tener amplias distribuciones geográficas), pero en todo caso siempre según unos estilos diferentes de vida perfectamente definidos:
1/ tarántulas terrestres
2/ tarántulas de madriguera (pasan el día ocultas bajo el suelo, en profundas madrigueras)
3/ tarántulas arborícolas
4/ no faltan tampoco las que no se especializan en nada y optan por un modo de vida oportunista, tal como ocurre con Pterinochilus murinus, la tarántula babuino dorada.

El modo de vida de la tarántula determina ciertos caracteres de su morfología, por ejemplo las especies arborícolas suelen presentar formas más esbeltas o estilizadas, y sus movimientos son más rápidos, y las tarántulas de madriguera (se las llama así porque prefieren madrigueras más profundas que las especies "terrestres") se caracterizan porque generalmente sus vellosidades son más cortas que las de las otras tarántulas.

El bosque tropical de América (en la foto, Costa Rica lado Pacífico) es el hogar de un gran número de especies Theraphosidae.

AMÉRICA DEL NORTE
En Canadá, demasiado al norte, no hay tarántulas, pero en cambio los Estados Unidos de América son ricos en ellas, y mucho más México, que es de hecho el segundo país del mundo que más especies de Theraphosidae contiene (sólo lo supera Brasil).
Géneros: Aphonopelma, Bonnetina, Brachypelma, Citharacanthus, Cyclosternum, Hemirrhagus, Metriopelma, Psalmopoeus, y Sericopelma. En EEUU encontramos el género Aphonopelma, con numerosas especies representantes, y también una Brachypelma: B. aureoceps. En México están presentes todos los géneros citados.

Las especies norteamericanas resultan en general de carácter dócil, especies poco peligrosas, algunas vivamente coloreadas (Brachypelma annitha, Brachypelma auratum, Brachypelma baumgarteni, y, en fin, Brachypelma smithi que es posiblemente la tarántula más conocida por todos precisamente por su belleza).
Básicamente formas terrestres; en zonas áridas y semidesérticas.

AMÉRICA CENTRAL Y DEL SUR
Con una diversidad de biotopos (bosque tropical, estepa, desierto), las tierras latinoamericanas albergan numerosas especies de Theraphosidae pertenecientes a varias subfamilias (con Theraphosinae a la cabeza) y diversidad de estilos de vida (mayoritarimente terrestres, pero también arborícolas y especies de madriguera).

Los bosques lluviosos de América Central y del Sur son el hogar de muchas Theraphosidae.

Las tarántulas más notables de América Central son la bella Aphonopelma seemanni, Brachypelma albopilosum, la coloreada Cyclosternum pentaloe (Guatemala), y la que los dominicanos llaman "cacata": Phormictopus cancerides.

Brasil es el país del mundo, como ya adelante anteriormente, que mayor número de especies de tarántulas Theraphosidae presenta.
El continente alberga la mayor Theraphosidae de todas: Theraphosa blondi (originaria de la Guayana francesa) con un tamaño en las hembras de hasta 120 mm (prosoma+opistosoma) y un peso que puede superar los 100 gramos; una pariente cercana suya, Theraphosa apophysis, tiene una envergadura de patas todavía mayor (los machos, con el prosoma con reflejos de color lila, son realmente impresionantes) pero no tan voluminosa como la "araña Goliat".
Entre las especies más atractivas por su coloración destacan la venezolana Chromatopelma cyaneopubescens (prosoma de un bello verde metálico, color raro en las Theraphosidae, opistosoma naranja con pelos naranjas, y patas de color azul), algunas especies de los géneros Cyriocosmus (como C. leetzi, C. elegans, C. chicoi) y Acanthoscurria, o la costarricense Aphonopelma semaanni.

Los géneros más importantes encontrados son: Acanthoscurria, Ami, Aphonopelma, Avicularia, Brachypelma, Bumba, Catanduba, Catumiri, Chromatopelma, Cyclosternum (= Davus), Cyriocosmus, Ephebopus, Euathlus, Euoalaestrus, Grammostola, Guyruita, Hapalopus, Hapalotremus, Holothele, Homoeomma, Iridopelma, Kochiana, Lasiodora, Lasiodorides, Magulla, Megaphobema, Metriopelma, Munduruku, Nhandu, Olygoxstre, Pachistopelma, Pamphobeteus, Phormictopus, Phrixotrichus, Plesiopelma, Psalmopoeus, Pterinopelma, Reversopelma, Tapinauchenius, Theraphosa, Thrixopelma, Thyphochlaena, Tmesiphantes, Vitalius, y Xenesthis.

ÁFRICA
El continente africano está bien representado por las especies Theraphosidae, si bien la gran mayoría de ellas se distribuye por el área subsahariana; en África del norte sólo destaca el género Ischnocolus.
En Sudáfrica, lo mismo que ocurre con los escorpiones, abundan las tarántulas, tal vez más que en ninguna otra parte del continente.
Aún con todo, en África no encontramos la la gran variedad de tamaños y colores que se observa en las especies americanas.
En cuanto a tamaños, las tarántulas africanas son generalmente de dimensiones medias (40-60 mm prosoma+opistosoma), con varias especies que no alcanzan los 40 mm (géneros Brachionopus, Harpactirella, y Heterothele). Las tarántulas más grandes que encontramos aquí son Citharischius crawshayi (= Pelinobius muticus), con hembras de hasta 90 mm, Hysterocrates ederi y su cercana pariente H. gigas, y mencionar también Monocentropus lambertoni (tarántula de Madagascar, de hasta 80 mm).
En cuanto a coloraciones, las Theraphosidae de África no son muy vistosas, los colores, generalmente distintas tonalidades de pardos y grises, son más bien crípticos, nada que ver con las coloreadas Brachypelma americanas, si bien hay algunas excepciones, como Harpactira pulchripes (colores naranja y azul), Pteninochilus murinus variedad Usambara (bello dorado) o la arborícola Heteroscodra maculata (a veces llamada "babuino ornamental" aunque no tanto por sus colores -blanco y negro- sino por sus bonitos dibujos).

Parque Nacional Nakuru, en Kenia.

Géneros Theraphosidae encontrados en África:
Anoploscelus, Augacephalus, Bracillochilus, Ceratogyrus, Citharischius, Encyocratella, Eucratoscelus, Euphrictus, Harpactira, Harpactirella, Heteroscodra, Heterothele, Hysterocrates, Idiothele, Ischnocolus, Monocentropus, Myostola, Phoneyusa, Pterinochilus, Stromatopelma, y Trichognathella.

En África encontramos formas terrestres (como Harpactira), de madriguera (como Citharischius), y arborícolas (como Heteroscodra).

ASIA
Las tarántulas asiáticas resultan muy interesantes por determinados conceptos.

Parque Nacional de Khao Yai, en Thailandia.

En Asia existe mucha variedad y diversidad, más que en África. Además aquí encontramos especies muy bellas en cuanto a coloración , y finalmente los venenos de algunas especies, como Cyriopagopus hainanum, han despertado el interés de la Ciencia por sus propiedades.

Especies realmente bellas las encontramos en el género Poecilotheria, con tarántulas ornamentales de bonitos dibujos en sus cuerpos. En realidad esta ornamentación de las Poecilotheria contribuye a camuflar perfectamente a estas tarántulas, haciéndolas "invisibles" cuando están en las cortezas de los árboles o entre la vegetación, y pasando así desapercibidas a los ojos de cualquiera apesar de sus imponentes dimensiones.
Mencionar también a las curiosas "tarántulas azules" (digo "curiosas" porque este color no es nada habitual en la Naturaleza y menos en el Reino Animal): Cyriopagopus lividum, Lampropelma violaceopes, Monocentropus balfouri, y Poecilotheria metallica; otras, como la tailandesa Cyriopagopus minax, presentan un color negro lustroso.
En cuanto al tamaño, las mayores son la rara Poecilotheria rufilata (90 mm prosoma + opistosoma), Poecilotheria ornata (80 mm) y Lampropelma violaceopes (80 mm).

Géneros de Theraphosidae asiáticas:
Annandaliella, Chaetopelma, Chilobrachys, Citharognathus, Coreocnemis, Cyriopagopus, Haploclastus, Haplocosmia, Heterophrictus, Lampropelma, Lyrognathus, Monocentropus, Neoheterophrictus, Ornithoctonus, Orphnaecus, Phlogiellus, Phormingochilus, Plesiophrictus, Poecilotheria, Sahydroaraneus, Selenocosmia, y Thrigmopoeus.

En Asia encontramos formas terrestres (como Chilobrachys), de madriguera (como Cyriopagopus, antes Haplopelma), y arbóreas (como Poecilotheria).

OCEANÍA
El género más destacado de las Theraphosidae de Oceanía es probablemnte Selenocosmia, que según dije también está presente en Asia. Este género cuenta con cuatro especies en Australia, y bastantes más en Papúa-Nueva Guinea. En general las especies Selenocosmia son tarántulas de tonos parduscos que se mueven muy rápido y extremadamente agresivas, con venenos fuertes. Merecen ser citadas Selenocosmia crassipes, en Queensland, y Selenocosmia stirlingi, habitante de las zonas áridas y desérticas del centro de Australia.
Los otros géneros australianos son Coremicnemis, Selenotholus (1 especie) y Selenotypus (1 especie también).
En la isla de Papúa-Nueva Guinea hay tarántulas pertenecientes a tres géneros que son Orphnaecus, Phlogiellus y también Selenocosmia (aquí con 12 especies).